jueves, 19 de julio de 2007

Sirviendo con la Herida

Es muy común encontrar gente sirviendo a su Señor no habiendo sanado algunas áreas de su vida, lógicamente si esperaríamos hasta sanar pasaría el tiempo y no haríamos absolutamente nada. Pero esta no es una razón para que esas heridas marquen nuestros ministerios y ahí va el comentario de hoy leamos el texto.

Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.1ra Tim.3:1-7

Aquí hay muchas características que se mencionan pero solo tocaremos una en esta oportunidad. Gobernar bien la casa (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?).
¿Por qué Pablo le menciona esto a Timoteo? Quizás por que lo que somos en casa eso lo trasladamos a la iglesia, veamos un ejemplo práctico para poder ilustrar mejor la idea.

Si a una persona lo abandonan de pequeño podría cuidar a sus ovejas como hubiera querido ser cuidado. Es decir darle una atención personalizada, esto esta bien pero cuando se sobreprotege ya se vuelve enfermizo.
Dirás esto no pasa.. te lo ilustro así:
Hay líderes que tienen una célula o red y en algún momento no quiere aún la multiplicación por que no quiere separarse de su oveja. O le dan responsabilidades que al final ellos mismo terminan haciéndolas, o están sobresaltados cuando un fin de semana no va a la iglesia aquí es importante empezar a confiar en ellos.

Por ello el cuidado no debería estar basado en nuestras vivencias sino conforme a la palabra.

Recordemos que si anunciamos a Cristo primeramente es para salvación y luego para que estos discípulos hagan más discípulos, que este fruto de más fruto; como decía Pablo a Timoteo que sepan enseñar también a otros.

Es igual cuando criamos a nuestros hijos, lo que debemos hacer es enseñar para que ellos se sepan valer cuando no estemos junto a ellos y que puedan en algún momento guiar a sus hijos también. Si lo vamos a sobreprotegerlos hasta los 40 en realidad no los estamos preparando para la vida.

Cuidemos para el Reino de Dios y no para nosotros.


--JOSÉ MENDOZA--

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