martes, 3 de abril de 2007

El Privilegio de las Pruebas

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.” Santiago 1:2-3

Cuando nuestro Dios determina que pasemos por tiempos difíciles no debemos olvidar que cada segundo de este tiempo especial tiene el propósito de enseñarnos y hacernos mejores para Él... pero... ¿Podemos llegar a entender esta verdad, aferrarnos a ella y descansar en medio del dolor? ¡Cuántas preguntas en nuestro corazón! Pero a la vez, ¡Qué hermosa oportunidad para empezar a ver las pruebas como un privilegio dado por Dios para conocerle más! Quizás nunca lo has visto de este modo, es algo que yo también estoy aprendiendo y por lo cual agradezco a Dios. Miremos juntos algunos de estos privilegios de estar en medio de la prueba.

1. Conocernos más a nosotros mismos:
En medio de las pruebas, entendemos más nuestras propias debilidades y necesidad de Dios. Ya no basta nuestra fortaleza humana, no alcanza, y solo cuando entendemos que no se trata de buscar en nosotros, sino de buscar en El, no es acerca de mi, es acerca de Dios... allí encontramos la victoria. Se que a veces la prueba sigue estando allí... ¡¡¡ Pero ya es victoria cuando dejamos que El sea en nosotros!!! ¡¡ Ya hay bendición cuando nuestro yo mengua para dejar que Cristo se manifiesta a través de nuestras vidas!! En medio del dolor podemos experimentar el gozo del Señor que enjuaga cada una de nuestras lágrimas.

2. Conocer más a Dios:
¡Dime si no es cierto que cuando nos encontramos en medio de las pruebas corremos más a Su presencia que en los tiempos de solaz! No debería ser así... pero a veces es también el medio que El utiliza para acercarnos amorosamente a Él para que le conozcamos mas... ¡ y nos demos cuenta de todo lo que nos estábamos perdiendo por no estar tan aferrados a Él! ¡Y eso es por puro amor!
Su Protección: “Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de las alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido” Salmos 63:7-8
Su Grandeza: No hay prueba mas grande que mi Dios, ni hay circunstancia que le sobrepase. Dios ha determinado lo que es mejor para cada uno de nosotros. “Más tú, Jehová, eres escudo alrededor de mi; Mi gloria y el que levanta mi cabeza.” Salmos 3:3
Su Bondad: “Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” Salmos 100:5
Su Cuidado: ¿Leíste alguna vez la poesía: “Huellas”? Habla que cuando vemos solo un par de huellas en la arena en los momentos más difíciles no es porque estamos caminando solos... esas huellas son las del Señor...Él nos carga en Sus brazos. “Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido” Salmos 63:7-8
Su Compañía: “Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano” Salmos 139:5
Su Amor: ¿Sabes? Hay momentos en que voy a la presencia del Señor, solamente para
abrazarlo fuertemente, derramar mi corazón en lágrimas, sin palabras porque a veces no las hay... pero sabiendo que El entiende. Solo llorar sintiendo que El me abraza, limpia mis lágrimas.... y luego me dice: “Vamos, levántate que hay mas camino por andar... junto a mi. Te amo, estoy contigo, no lo olvides”. “Porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia. Fortaleza mía, a ti cantaré; Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia”. Salmos 59:16-17
Su Palabra: La vida “en la Palabra” es la que nos libera y nos hace andar por encima de las circunstancias. Encontramos allí todo el aliento, el ánimo, la ayuda y el consuelo que necesitamos. No nos olvidemos que Su Palabra es la carta de amor que El ha dejado para cada uno de nosotros.

3. Conocer nuestra necesidad de otros:
Muchas veces, en medio de nuestras pruebas, tendemos a aislarnos y no compartir con otros hermanos nuestras necesidades. ¡¡ Qué error!! En la autenticidad de nuestro dolor encontramos fortaleza en hermanos que se ponen a nuestro lado, nos animan, alientan y oran por nosotros. Hay una ilustración hermosa que leí una vez acerca de unos árboles gigantes (secoyas) que crecen muy cerca uno de otro, formando verdaderos bosques. Estos árboles son sumamente altos y delgados, y crecen en zonas de muchísimo viento. Llamaba la atención que en medio de estas tormentas de vientos estos árboles no se cayeran, teniendo en cuenta su delgadez y altura....hasta que descubrieron que el secreto estaba en las raíces: las raíces de cada uno de los árboles estaban entrelazadas con los otros árboles a su lado de tal manera que formaban una increíble red subterránea fortalecida unos con otros. Que cayera un árbol significaba que debía caer todo el bosque... y eso era... imposible!!!!!! ¡¡ Qué hermosa ilustración del amor cristiano!! Soportaremos mejor nuestras “tormentas” cuando nuestras raíces empiecen a entrelazarse también con la de otros hermanos en la fe. Quizás te sientas solo ahora....da el primer paso, estira tus raíces y comparte tu corazón...verás que hay mas personas como tú.... esperando... ¡¡¡¡y juntos es más fácil pasar por la tormenta!!!!!Podemos elegir dejar a Dios obrar en nuestras vidas a través del dolor y experimentar la diferencia que esto significa. El quiere sacarnos como oro puro, y su mano amorosa es la que saca las escorias, pule nuestras vidas... y nos acaricia hasta que pasen los quebrantos.
“Jehová de los Ejércitos”
¡¡Dejemos que Él pelee nuestras batallas!!
Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina

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